Después de Bajar del Pico Orizaba me tome un día de descanso porque tuve unas agujetas que casi no me podía mover. Sobre todo de la bajada ya que los cuádriceps no están acostumbrados a trabajar de esa forma. Hacía muchísimo tiempo que no me dolían los músculos de esa forma. Y como lo mejor para que se pasen las agujetas dicen que es el ejercicio, al día siguiente me subí a la bicicleta y le di caña otra vez.
Pasé por Tehuacan ya que tenia una amiga que me estaba esperando. Eran unas personas muy humildes, pero como ocurre en estas familias, tenían un corazón tan grande que mi estancia en su casa fue un regalo insuperable.
Esta ciudad es conocida en todo México por las maquiladoras. Está llena de fábricas donde las mujeres pasan todo el día cosiendo pantalones vaqueros o los llamados jeans por 4 Euros al día. Jeans que después en el mercado se venden a mas de 100 Euros la prenda.
Personalmente no se como era la esclavitud hace 100 años, pero trabajar por un sueldo que no te da ni para llegar a final de mes mal comiendo, lo llamo esclavitud.
La siguiente parada fue Oaxaca ciudad. La capital del estado de Oaxaca, que junto a Chiapas son los estados más etnicos que hay en todo México. Uno encuentra todo tipo de gente, indígenas que llevan viviendo en esas tierras miles de años, y que pensando que en la ciudad les va a ir mejor, bajan de las zonas altas, cometiendo un gran error con la esperanza de encontrar una mejor vida.
En pocos días se dan cuenta de que no van a encontrar trabajo y que en la ciudad nadie les va a ayudar. En su aldea siempre tenían la posibilidad de cultivando la tierra, llevarse un plato de comida a la boca y que en caso de necesidad tenían al lado al vecino que siempre está dispuesto a echarles una mano. Mientras que aquí en la ciudad ni hay tierra donde plantar nada, y el o ella es otra persona anónima entre miles, donde nadie le conoce ni se preocupa por el.
A mi me gustó esta ciudad. Tenía algo especial que hizo que al sentirme tan bien, decidiera quedarme unos días extras disfrutando de las pequeñas rutinas que me creo las pocas veces que paro en un lugar así.
La rutina que más disfruto es la de tomarme todas las mañanas mi café solo o con leche en la misma cafetería, entablando una pequeña relación con el o la camarera que me encuentro a diario. Me llevo un libro o el cuaderno donde anoto cosas que vivo e me pasan por la cabeza, y paso un tiempo muy agradable.
De allí decidí tirar para la costa del pacífico. La idea era ir hacia Puerto escondido y de allí seguir la costa hasta Salina cruz.
Como no podía ser de otra forma me encontré a una pareja que casi me hacen prometerles que no iba a tomar esa carretera, ya que decían que solían asaltar a viajeros que pasaban por allí.
La verdad que esto es algo que me ha cansado de México, el tener en la cabeza esa pequeña preocupación constante de que alguien podría lastimarme.
De camino a la costa vi tanta gente peregrinando a Santa Catarina de Juquila, que no me pude aguantar y cambiando de planes, alargando un día mas las subidas por estas montañas, pasé a ver que era lo que atraía a tanta gente.
Lo de siempre, una iglesia tremenda, y un montón de negocios alrededor. Lo mejor de todo es que había unos speakers puestos alrededor del lugar sagrado, y pude escuchar lo que decía el santísimo cura, padre, pastor o lo que sea que se llame a esa persona que no decía más que tonterías. Hacia tiempo que no escuchaba decir en el nombre de dios tantas sandeces.
La verdad tengo que decir que salí corriendo sin mirar otra vez hacia atrás.
La costa me gustó, sobre todo una playa que se llama “playa de rocas blancas”. Descansé unos días, comiendo pescado y durmiendo en la tienda de campaña junto otros mexicanos. Ningún extranjero a parte de mi. Mexicanos bien educados con los que se podía hablar de todo tipo de cosas. Fueron 3 días de paz y tranquilidad.
Me vino bien, ya que unas noches antes me lleve el único susto que tuve en México. No me asaltaron, …. al final no pasó nada, pero fue un aviso para recordarme que tengo que parar de pedalear antes de que oscurezca. No lo hice queriendo, pero iba subiendo y no encontraba ningún lugar donde parar.

Mariano, el vendedor de helados que después de haber trabajado en EE.UU se volvió para tener una vida más tranquila con menos dinero.
Pasé por lugares conocidos como Cipolite, Masunte… lugares preparados para el turismo extranjero y local, donde uno cuando entra en esos lugares, se da cuenta de que podría estar en México, Tailandia, Tanzania o España.

Tortuguitas recien salidas del cascaron. Escavando suben a la superficie de la arena y corren al agua.
Llegaban mis padres y mi hermana de visita a Cancún. Que regalo poderles recibir en el aeropuerto, y pasar con ellos 15 días visitando los lugares más interesantes de la península del Yucatan. Playas, ruinas Mayas y cenotes. Interesante esto de los cenotes. Unos agujeros en la tierra donde se forman pozas de agua dulce, donde los Mayas se abastecían para beber e incluso construían los pueblos alrededor de donde encontraban alguno.
Bañarse en estos cenotes de agua cristalina, en penumbra bajo la luz que entra `por el boquete en el suelo es una experiencia muy linda.
Los pasé tan bien que se me hizo cortísimo y llegó el día de despedirnos. Aunque ya han venido a todos los continentes por los que he pasado y nos hemos despedido muchas veces, nunca consigo aguantarme las lágrimas y siempre se me escapa alguna.
Había dejado la bicicleta en Tehuantepec, en el Istmo, y desde allí me toco subir puertos de montaña que después de la inactividad, me costo más de la cuenta. Tuve la suerte de encontrarme a Rafael, un Nicaragüense, que estaba pedaleando por estos lares, y compartimos el viaje unos 5 o 6 dias. Me encanta conocer a gente especial como esta persona, que sin tener la vida resuelta y con toda la incertidumbre del mundo agarra una bicicleta nada especial y el material necesario y se embarca en una aventura que de momento le va de maravilla.
Hermano, fue un regalo compartir contigo los vientos huracanados de la ventosa, que nos tiró a los dos al suelo, y todas las platicas de esos días.
Nos separamos en Tuxtla Gutierrez, y me hice solo la subida hasta San Cristobal de las casas. Menuda subida, casi la palmo, pero como siempre, todo tiene su final y en este caso no iba a ser diferente. Se acabo la subida y bajando unos pocos kilometros llegue a este pueblo-ciudad donde descanse otros 5 días.
San Cristobal de las casas situado a 2500 metros de altura tiene una temperatura ideal. Otra lugar de esos que me apunto para volver y pasar una temporada. Café y cacao del bueno. Todas las comodidades y servicios para estar a gusto y encontrarse con turista, y dos calles más allá, gente local con los que compartir su día a día.
Justo antes de salir de Mexico, tome otro desvío para acercarme a las cascadas de El Chiflón. Espectacular el agua color turquesa de este río. Verla caer por esas cascadas tan altas, y poder dormir con el sonido del agua de fondo, fué la despedida perfecta de este fantástico país, que me ha regalado muchísimos buenos momentos y encuentros. Donde he hecho amigos que se que van a serlo para siempre.
Un país muy especial que lo que más destacaría es su variedad étnica, colorido, cultura culinaria y sobre todo su humor. Me encanta el humor Mexicano.
Y por supuesto, a pesar de su reputación, es un país super seguro.
Volveré seguro.