Fotos del Kurdistan

¿Un restaurante?,¿la terraza de una casa?, ¿el ático quizás?…nada de eso, sino una gasolinera

en la que aparte de unas camas desmontables nos sacaron la mesa, las sillas, la cena, el internet,

¡ah! y la ducha … después nos dieron las gracias….

 

Los helados más famosos de Turquía son los de una ciudad llamada Karamamarash. Hechos

con leche de cabra, harina echa con la raiz de una flor (con la que también hacen una bebida

riquísima) y azucar….riquísimos. El vendedor tiene que darle vueltas con esa vara metálica

para que no quede totalmente congelado, lo cual requiere todas, todas sus fuerzas pues este

helado queda algo asi como una masa tipo goma, dura y riquíiiiiiisima.

 

Hombres, hombres y más hombres en las plazas tomando té. Las mujeres tienen su espacio

en la casa y tan solo las turistas tenemos el «honor» de sentarnos entre ellos y disfrutar del

aire fresco que en estos días de calor sopla entre los callejones del antiquísimo Bazaar que

parece transportarte a esos tiempos de caravanas y caminantes.

 

En Urfa todo es antiquísimo, desde las calles a las plazas, los edificios y las fuentes, incluso

las barberías parecen ser rescatadas de un lejano pasado. Una ciudad en la que no se vé lo

envuelve a uno en un mágico manto y así, envueltos la percepción de todo se convierte en

una experiencia única.

 

El viajar en bici te permite descubrir los rincones del camino que de otro modo,

a una velocidad superior uno pasa sin apreciar. El viajar sin tiempo te da la libertad

de parar cuánto quieras, de quedarte embobad@ con el caer del agua, con la

magnificencia de una piedra, con lo impresionante de rincones como éste en los

que la erosión del agua al caer por la pared crean formas de indescriptible belleza.

 

Las montañas llegaron después del desierto, al contiuar hacia el norte hacia el lago Van.

Con cada pedalada escalando las largas cuestas nos ibamos elevando en altitud y con ello

las temperaturas se iban suavizando, el verde comenzaba a nutrirnos de nuevo paisajes

como estos nos rodeaban a cada momento.

Kurdistán, tierra de los kurdos.

Hace tiempo que teníamos ganas de adentrarnos en el Kurdistán, éste país del que hasta hace poco fue considerado un crimen pronunciar su nombre.

«Se de un hombre»  nos contaba nuestro amigo Hasan  «que fue arrestado por silbar una canción tradicional kurda»                             Y en la mayor parte de los casos arrestado significa apaleado, por supuesto. Hasta ese punto han llegado los sinsentidos en estas tierras.

Es obvio que son otras gentes, otras costumbres y formas incluso de tratarse unos a otros. Una población mucho más empobrecida (aunque bajo sus pies haya enormes cantidades de uranio y petroleo) que vive en su mayor parte del campo y para la cual encontrar trabajo significa viajar al oeste o salir a Europa porque aquí…. no hay nada.

Mientras Turquia sube como la espuma, los kurdos se quedan con las migajas pero…aún solo con estas el cambio ya es notable si comparamos su realidad actual con la de diez años atrás.

En estas tierras kurdas de calor y sudores, las gasolineras han echo las veces para estos dos viajeros de «karavanserais». Oasis en los que hemos dormido la mayor parte de los días, dónde nos han aprovisionado siempre de agua fresca, té caliente,  sombra, conversación, y hasta en alguna nos han obsequiado con cena y ducha. Las gasolineras han sido los espacios de encuentro social (junto a los salones de té) a la hora del mediodía cuando el sol achicharrante no perdona bajo ninguna escusa al que osa a salir.

En tiempos de calor uno ha de cambiar horarios, levantarse tan temprano como puedas y antes de que el sol asome estar ya pedaleando por un mundo que con «la fresquita»parece mas amable, sabroso y acogedor. A eso del mediodia parece que el asfalto comienza a pegarse a las ruedas y esa es la señal de que ha llegado el momento de parar. Comida, siesta… horas que rellenar mientras esperamos entre chorros de sudor a que bajen las temperaturas para volver al ataque, sin mas que hacer que buscar el rincon mas fresquito y permitirse ensoñar lo maravilloso de una sandia fresquita en los días de calor, el lujo de una piscina o de algo tan simple como poder quitarte la camiseta o el pantalón largo, lo cual aquí es algo impensable.

Hemos encontrado estas tierras más conservadoras que Turquía en cuanto a religión se refiere, lo cual ha significado que el trato con las mujeres ha sido mas bien escaso, y presiones sociales de diferente tipo se han acrecentado pero, con paciencia y humor este lado más dificil  (para nosotros que hemos crecido en otro tipo de sociedad más libre y permisiva) se va llevando como se puede aunque, en algunos momentos nos ha llevado casi a perder los nervios.

Otro «algo» que cambió fueron los niños, si. El echo de que en las familias aun tengan  5, 6, o incluso 10 hijos, hace que los niños se crien más en la calle, entre ellos y eso, los hace mas vivos, despiertos, incluso a veces asalvajados. El ver una panda de 3 0 4 al lado de la carretera generalmente significa problemas pero con un par de gritos y el palo de madera con el que sujetamos la bici…..mágicamente….todo vuelve a la calma (más que un palo parece una varita mágica que amansa niños y perros con solo alzarlo al aire).

Curiosos cuándo hemos encontrado a alguien que hablaba inglés, le hemos arrollado con un montón de preguntas sobre el conflicto kurdo-turco y, si algo hemos aprendido de nuevo, es la enorme manipulación a la que los medios de comunicación nos tienen sometidos y cuán diferente es el mundo real del que nos cuentan. Nada que ver.

Al salir de Urfa nos dirigimos al lugar que en principio nos hizo decidir hacer esta curva tan al sur: «Goblekitepe». El templo más antiguo de la historia de la humanidad que data de 12.000 años de antiguedad. Descubierto en los 90 está siendo escabado por alemanes y turcos los cuales han coseguido sacar a la luz tan solo un uno por ciento de este misterioso lugar que esta reescribiendo la historia de la humanidad.                                                                                                                                                    En éste sur del Kurdistán  hay un montón de historicos y peculiares lugares que visitar y de los que hablar por lo que, lo dejaremos en una recomendación como zona para visitar sin prisas.

Continuando con nuestro avanzar, subimos a  las montañas de nuevo para esta vez, quedarnos en las alturas, en las cercanias del lago Van dónde a mas de 1500m. de altitud la temperatura se suaviza, bajo la sombra uno encuentra el fresco, el sol resulta mas amigable y el verde alimenta al alma y el espíritu aún acalorado. Aquí no hay tantas ruinas ni historia pero aunque cueste creerlo, aún queda algo de nieve en las cumbres de las montañas que bordean este enorme lago que nos a acompañado los últimos días y ha sido la belleza natural, la que de nuevo nos ha impactado.

Las estamos ya dejando atrás pues estamos a día y medio de pedaleo de la frontera con Irán. Atrás están quedando estas tierras kurdas que fueron aquella Mesopotamia de la que hablan los libros, esta zona del mundo en que Irak, Irán, Siria y Turquía no saben donde empieza uno y termina el otro bajo los pies de esta comunidad de gentes que aún nadie sabe porque ha sido masacrada, atacada, acallada y maltratada desde tiempos inmemoriales.

 

 

Fotos Turquia

durmiendo en el centro de la ciudad…. nos pilló el toro pero salimos bien parados por la hospitalidad de un limpiabotas. Si, este es un chiringuito en el que durante el dia hay unos 4 o 5 limpiabotas sacando brillo y lustre a quien se quiera acercar.

 

Estambul y sus im-pre-sio-nan-tes edificaciones. Demasiada ciudad para nosotros, llegamos con el ensueño de un mágico lugar y nos dimos de morros con un tremendo caos y un centro turístico de esos que a nosotros nos echan pa´tras.

 

Los encuentros…¿algo mejor que compartir una charla y unas risas con los lugareños?….nada ni la mas tremenda de las mezquitas superan la belleza de una sonrisa.

 

Capadoccia nos dejo sin palabras.

Dormimos en una de las cuevitas y nos empapamos de esa peculiar energia.

 

¿Algún restaurante tiene mejores vistas?