Era ayer la jornada elegida para la puesta en marcha, así lo habíamos decidido pero el día amaneció pasado por agua. La época de lluvias se está acercando y el clima cada vez anda más inestable. Ya sabíamos por las prediciones que el día podría salir rana, y salió.
Decidimos esperar a hoy pues un par de soles enormes y grandotes brillaban ante nuestros ojos al abrir en el ordenador la página del tiempo…. si, con una predición así merecía la pena esperar. Después de tanto tiempo parados ¿porqué no elegir que el primer día sea radiante y brille el astro rey en vez de acabar empapados?.
Así hicimos. Esta mañana nos levantamos y comenzamos a empacar las últimas cosas. Mientras para el resto el día no parecía diferenciarse mucho de ayer o antes de ayer, ni probablemente de mañana, nosotros ya en la calle atábamos, encajábamos, apretábamos y dejábamos todo en su sitio y preparado para la partida.
La despedida de Mira acabó siendo un festín de sonrisas de besos y abrazos, de achuchones y buenos deseos.
Así arrancábamos pletóricos, agradecidos y sonrientes observando el azul nítido del cielo, que hoy no lo recorria ni una sola nube.
Borrachos de la alegría del comenzar, del avanzar, recorríamos los primeros metros cuando siento como mi rueda trasera comienza a sonar raro y me frena, más y más, hasta no poder continuar. Paro dispuesta a recolocar la pata de cabra que seguro es lo que anda pegando en la rueda pero… nada… ¿que es?…. la bici no va pero no atino a ver lo que sucede. Aitor se acerca, dice que será un radio y nos agachamos a ver, entonces lo vemos:
¡¡¡la llanta está rajada!!!.
Tras unos segundos de shock en el que cada uno se hace a la idea de lo que esto supone (hoy tampoco salimos) comenzamos a buscar opciones y salidas:
tirar así hasta China y comprar allí una llanta nueva…. «ufff no sé, no sé, la carretera es buena pero… hay bajadas muy pendientes antes de llegar y ¿quién sabe si aguantará? nos puede dejar tirados en cualquier momento».
coger un camión…. «no, no, eso ni pensarlo».
ir al bazar y buscar entre lo que tienen esperando a que la suerte nos guiñe el ojo y encontremos algo en condiciones….. «ya pero en el bazar… no hay más que calidad china de la mala».
que nos manden una desde la capital en una furgoneta-autobús como hace la gente aquí, para mandarse paquetes rápido y barato…. «si pero…por muy rápido que sea eso supone al menos dos o tres días…. ufffff».
Finalmente optamos por la opción bazar y la suerte se decide a guiñarnos el ojo. Una llanta que aparenta buena aparece entre los montones de semi-chatarra que venden, aunque hace un rato sería lo último que hubieramos dicho ahora lo afirmamos: ¡¡¡estamos de suerte!!! (que relativo es todo ¿verdad?)
Ahora, manos a la obra en el trabajo de chinos que supone desmontar la rueda y volverla a montar, ahí Aitor es el maestro: paciencia, mas paciencia y ganas para un trabajo de precisión como este en el que aún continúa empeñado.
¿Será mañana el día? esta noche dormimos con los dedos cruzados, todos: manos y pies.